“Eso no lo inventaste, le digo. Esas cosas no se inventan”. Es una de las tantas frases memorables del narrador de la última novela de Alejandro Zambra en Formas de volver a casa, acá respecto del manuscrito de un amigo escritor. Hay muchas más pero quiero destacar esta parte que leyó el mismo autor en el bar Orsai el jueves 23 de agosto:
“Leer es cubrise la cara, pensé.
Leer es cubrise la cara. Y escribir es mostrarla”.
A veces tengo la suerte de estar en reuniones donde se indaga sobre el proceso de la creación y el uso de herramientas misteriosas que resultan en buena literatura. El jueves fue una oportunidad para escuchar una entrevista en vivo de Pedro Mairal – uno de los escritores argentinos que más me gustan – a Alejandro Zambra, autor chileno, más o menos de la misma generación que Mairal. Mientras los escuchaba, tenía la certeza de estar presenciando un intercambio de expertos que se pasaron muchas horas de sus vidas tapándose la cara y mostrándola.
Lo primero que preguntó Pedro fue si para escribir hay que traicionar a los que queremos, a la familia por ejemplo. Cualquiera que escribe sabe a qué apunta la pregunta ya que tomamos anédotas, personajes y situaciones de nuestras propias vidas y de los que nos rodean (y nadie rodea más que la familia) a la hora de escribir. La contestación de Zambra fue:
“Hay que ser libre. Es difícil reprimir el espacio de la escritura…no hay que tener miedo … no hay que reprimir nada…un texto en primera persona tiene que parecer autobiográfico”.
“La decisión más importante de un libro es quién habla; es una decisión muy importante en la narración, me importa más que la trama“, explicó Zambra. Qué gran verdad. Yo me di cuento hace ya un tiempo que si me gusta la voz de un narrador, puedo leer cualquier cosa que me cuente. Sin embargo, una trama interesante se me arruina si no me gusta la voz del que cuenta, se me hace tediosa la lectura.
Mairal luego preguntó sobre el proceso de corrección y otra vez sentí que Zambra tenía razón: “Para dar forma, hay que borrar, no hay que agregar“. Me hizo acordar a una frase de Stephen King en On Writing: “kill your darlings”. En el proceso de corrección parece más importante despojarse de las palabras -aunque nos cueste prescindir de nuestras darlings – que engordar el texto. Tal vez por esta razón las novelas de Zambra son cortas: “me gusta la intensidad de los textos…estoy en contra del adorno supérfluo, de rellenar porque sí“. Mairal acota que en la novelas breves se confía en el lector.
En mi lectura de Formas de volver a casa, me encantó un recurso que el autor dijo está ya en Macedonio Fernández: cómo se retoma una misma situación contada de otra manera y sin embargo lograr que no sea una repetición sino, como lo define el mismo Zambra ante preguntas del público: “polifonía de una misma voz”. Hay que leer lo que logra Zambra para entender lo bien que maneja el recurso.
Me quedan flotando sus respuestas y algunas de las preguntas sobre el arte de escribir: “¿Qué es lo que sólo se puede decir desde la literatura?…hay que contar las cosas como nadie más puede contarlas…hay pulsiones o deseos que uno entiende que tiene que comunicar….podría no escribir un libro más pero nunca dejaría de escribir, creo que es como una fidelidad a la obsesión”.
En la charla de mesa posterior a la exposición, Zambra comparte con nosotros, escritores en potencia y de hecho, toda su tímida calidez. Nos deleita con la firma de sus libros, preguntándonos el nombre y tomándose el tiempo para rubricar una dedicatoria con árboles y todo. Es en un círculo de gente entusiasta, lo atormentamos un poco con preguntas, felices de charlar sobre la pasión que es la literatura. Miro con qué intesidad observa Zambra. Como si escaneara la realidad que lo rodea, tal vez para ser combustible de su escritura. Una chica le dice algo que me parece da en la tecla: la honestidad que tiene Zambra para escribir. Sí, es eso, tal cual, es esa honestidad que lo hace tan bueno. Pero eso no significa que todo lo que escriba Zambra sea cierto o autobiográfico y lo resume respondiendo al elogio así: “la honestidad es saber mentir“.

pésima foto que saqué (el miniflash del celular molesta igual) pero ahí están en la penumbra Pedro Mairal y Alejandro Zambra